8 de septiembre: Solemnidad de Nuestra Señora de la Cinta. Patrona de Huelva
- Redacción
- 6 sept 2016
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LEYENDA
En 1714, Fray Felipe de Santiago, franciscano del Monasterio de La Rábida, recogió la leyenda de la invención de la Virgen de la Cinta. Apunta que en el año 400 vivía en Huelva un zapatero, llamado Juan Antonio, con su mujer, Lucía. Este matrimonio amparaba a los pobres y regalaba zapatos a los niños necesitados en Navidad. Entre ellos, acogieron a un pintor, llamado Pedro Pablo, con quien hicieron gran amistad. Cierto día, al regresar de Gibraleón, Juan Antonio sufrió un gran dolor en el costado. Al descender de la montura, invocando a la Virgen de la Natividad, encontró en el suelo una cinta y ciñéndosela le desapareció el malestar. Por ello, en agradecimiento, construyó una ermita donde Pedro Pablo pintó a la Madre de Dios. La representó sentada con el Niño en los brazos. El pequeño Jesús, desnudo y con zapatos, parece entregar un cinto a María, como símbolo de su especial protección hacia los necesitados. Y, por último, un par de ángeles coronan a la Señora como Reina de todo el Universo.
El propio pintor explicó que efigió así al Niño, desnudo y con zapatos, «por los que en su nombre daba su buen amigo en el día de su sanctíssimo nacimiento y a su Sanctíssima Madre con una granada, que era para dar a entender que todas las virtudes y gracias puso Dios en esta Señora con tanta perfección y compostura como esta fruta tiene, y la corona denotando cómo toda la Beatíssima Trinidad la coronaron Señora de todas las Virtudes y de todo lo criado, y al Niño el cinto por el milagro que María Sanctíssima hizo con su devoto». Razón por la que esta imagen recibe culto con el título de la Cinta.
MILAGRO DEL TORO
Tan candoroso relato concluye haciendo constar que con la invasión musulmana los cristianos ocultaron la pintura y demolieron la ermita. Y así permaneció hasta diciembre del año 1400, fecha en la que un pastor, llamado Francisco Pedro, la descubrió al ser acosado por un toro. Este mozo para salvarse dio un gran salto y se agarró a unas matas altas que trepaban por un muro. Entonces se desprendieron varias piedras y apareció la Virgen. A sus gritos acudieron muchas personas que, milagrosamente, contemplaron al toro arrodillado ante el mural. Posteriormente, descubierta por completo la pintura, la recortaron y trasladaron a un lugar más alto, donde hoy está el santuario, dejando en el lugar de la aparición una señal en el camino.
MILAGRO DEL CRISTIANO Y EL MORO
Más tarde, en 1762, Juan Agustín de Mora reseña otra leyenda, que se plasmó en cuatro lienzos de la ermita, de los cuales antes de 1936 sólo quedaban dos. El primero representaba lo siguiente: «Estando este cristiano en un lugar de Berbería, afligido por la mala vida que su amo le daba, se encomendó a Nuestra Señora de la Cinta y milagrosamente se le apareció, y le dixo que le sacaría de allí.
Su amo, el moro oyó hablar al christiano con Nuestra Señora, y le dixo: ¿Qué mujer es essa, que habla contigo? Y respondió, que era Nuestra Señora de la Cinta, que lo avía de sacar de allí. Y respondió el moro: Yo te pondré donde no te saque».
En el segundo lienzo se leía: «Aquí es donde este moro mandó hacer un arca, y metió al christiano dentro, y tomando un gallo le cortó el pescuezo y le dixo al christiano: Quando este gallo cantare, tendrás tu libertad, y cerró el arca, y le echó dos mármoles encima.
(Estos mármoles robustíssimos, y como las columnas más gruesas, que vsaban los romanos, se conservan oy en la hermita, aunque por parte socabados, por raer de ellos para reliquias) y él se tendió encima del arca, y milagrosamente vino a parar a el Humilladero».
La inscripción del tercer cuadro decía así: «Aquí es donde despertó el moro, y le dixo al christiano: en tu tierra estamos. Y respondió al christiano: No te lo dixe yo, que esta Señora era poderosa? Abrió el arca, y embió al christiano al lugar, a que diesse cuenta del milagro, que avía obrado con él la Virgen. El christiano vino entre el cabildo eclesiástico y secular, y hallaron al moro humillado delante de la Virgen».
En el cuarto y último lienzo concluía la narración: «Aquí es donde quisieron fabricar Hermita, y por el peligro del mar, que daba donde está Nuestra Señora, cortaron el paredón y colocaron donde oy se conserva, la imagen de Nuestra Señora, trayéndola en procesión, y el moro acompañándola: y el moro recibió el agua del baptismo, sirviéndole el christiano de padrino, donde quedaron sirviendo a Nuestra Señora hasta la muerte».
LA VIRGEN DE LA CINTA Y EL DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA
Esta efigie mariana gozó siempre de una gran devoción popular. Baste recordar como el propio Cristóbal Colón, a su regreso del Descubrimiento de América, vino a este santuario onubense para cumplir el voto que hizo el 3 de marzo de 1493, durante la travesía, en medio de una terrible tempestad.
En la relación compendiada por Fray Bartolomé de las Casas, refiriéndose al primer viaje de Colón dice: «Domingo 3 de marzo.- Después del sol puesto navegó a su camino al Leste. Vínole una turbiada que le rompió todas las velas, y vídose en gran peligro, más Dios lo quiso librar. Echó suertes para enviar un peregrino diz que a Santa María de la Cinta en Huelva, que fuese en camisa, y cayó la suerte al Almirante».
Por los testimonios documentales del Conde Roselly de Lorgues, sabemos que el Almirante al regresar de este primer viaje al Monasterio de Santa María de la Rábida se desplazó al Santuario de la Cinta y aquí, descalzo y en camisa, cumplió el voto que había hecho el domingo 3 de marzo de 1493 durante la travesía en medio de la terrible tempestad.
Por ello, se colocó en el exterior de la ermita, junto a la espadaña, un paño cerámico que recoge dicha efemérides en los siguientes términos: «EN ESTE SANTUARIO ESTUVO ORANDO EN FE DE UNA PROMESA CRISTOBAL COLON, A SU VUELTA DEL NUEVO MUNDO, EN MARZO DE MCDXCIII».
NOMBRAMIENTO DE ALCALDESA DE HUELVA
El 29 de agosto de 1956, el Ayuntamiento de Huelva celebró pleno, bajo la presidencia del alcalde Antonio Segovia Moreno, durante el cual, “con gran satisfacción y legítimo orgullo, segura de interpretar el sentir de todos los onubenses”, la Excma. Corporación Municipal nombraba unánimemente a la venerada Patrona de Huelva, la Virgen de la Cinta, Alcaldesa de la Ciudad. El Pleno acordó también que la efigie de la Patrona presidiera el salón de sesiones del Palacio Municipal así como hacer entrega a la Virgen de la Cinta de los atributos de Alcaldesa. Por último, se aprobó, a propuesta del señor Alcalde, elevar súplica al Excmo. y Rvdmo. Obispo de Huelva para la iniciación del expediente de la Coronación Canónica de la Patrona.
El día 7 de septiembre siguiente, día de su traslado al Santuario, el Alcalde entrega a la Virgen de la Cinta el fajín, la medalla y el bastón de mando de Alcaldesa durante un solemne acto celebrado, en presencia del obispo de la diócesis, a las puertas del Ayuntamiento. Para ello, la Virgen Chiquita fue trasladada en su paso la tarde antes desde la Santa Iglesia Catedral hasta la Iglesia del Monasterio de Santa María de Gracia de las Madres Agustinas.
Cinco imágenes marianas titulares de hermandades de la ciudad acompañaron a la Virgen de la Cinta en este día. Los pasos de la Virgen de la Amargura, la de los Dolores de La Merced, la del Refugio, la de la Paz y la de los Ángeles, fueron traslados esa tarde hasta el lugar del acto. Concluido el mismo con las palabras del Obispo de Huelva, Monseñor Cantero Cuadrado, comenzó una magna procesión hasta la Plaza de la Merced, donde la Patrona continúo su recorrido hasta el Santuario.
PROCLAMACIÓN CANÓNICA COMO PATRONA DE HUELVA
Mediante la bula pontificia “Praeclara De", dada en Roma, junto a San Pedro, bajo el anillo del Pescador, el 11 de marzo de 1964, el Papa Pablo VI proclamaba ante Dios, con todos los honores y privilegios litúrgicos, a la Santísima Virgen María, en su advocación de Nuestra Señora de la Cinta, como Excelsa Patrona Principal de la ciudad de Huelva. Un nombramiento, solicitado por la Hermandad de Nuestra Señora de la Cinta –a través del Ayuntamiento– al Obispo de Huelva, Monseñor Cantero Cuadrado, que vino a reconocer de manera oficial desde la Santa Sede lo que el pueblo de Huelva venía reflejando en su devoción desde 1586.
PATRONA Y PROTECTORA DE LAS HERMANDADES
La Unión de Hermandades y Cofradías de la Semana Santa de Huelva acordó por unanimidad en Asamblea General Ordinaria de fecha 2 de octubre de 1989, nombrar a Nuestra Señora de la Cinta Patrona y Protectora de las Hermandades y Cofradías de Semana Santa de la Ciudad.
CORONACIÓN CANÓNICA
Tan prolija narración de devociones y cultos populares en honor de la Patrona de Huelva alcanzará un gran hito durante la celebración del V Centenario del Descubrimiento y Evangelización de América, pues el 26 de septiembre de 1992 era coronada canónicamente la Virgen de la Cinta, mediante la bula pontificia "Satis Compertum Habetur" del Papa Juan Pablo II, dada en Roma, junto a San Pedro, bajo el anillo del Pescador, el 8 de julio de 1992, por Su Eminencia Reverendísima el Cardenal Eduardo Martínez Somalo, nombrado Legado Pontificio por el Santo Padre para el XI Congreso Mariológico y el XVIII Congreso Mariano Internacionales de la Pontificia Académia Mariana Internacional que, bajo el lema “María, Estrella de la Evangelización”, se celebraran en Huelva.
VISITA DE SU SANTIDAD JUAN PABLO II
La imagen de la Virgen Chiquita presidió la solemne Eucaristía que Su Santidad el Papa Juan Pablo II ofició el 14 de junio de 1993 en la Avenida de Andalucía de la capital durante su visita a Huelva en el marco de su cuarto viaje apostólico a España con motivo de la clausura del XLV Congreso Eucarístico Internacional, el cual se enmarcaba asimismo dentro de los actos conmemorativos del V Centenario del Descubrimiento y Evangelización de América.
ICONOGRAFÍA
Imagen mural: La Virgen de la Cinta pintada sobre el testero principal de la capilla mayor de su santuario, es la imagen primitiva, titular de la hermandad y la Patrona de Huelva. Se trata de una sugestiva representación mariana realizada al fresco con repintes de temple al huevo y pan de oro. La Madre de Dios, sedente, sostiene, con la mano derecha al pequeño Jesús desnudo y con zapatos, que exhibe en su diestra una cinta o cíngulo que parece entregar a María como símbolo de su especial protección hacia los necesitados. Y, por último, un par de ángeles coronan a la Señora como Reina de todo el Universo, quien muestra en su mano izquierda una granada, símbolo de su maternidad eclesial. No obstante, el principal atributo de esta advocación es la referida cinta o correa, signo de consuelo, remedio y especial protección. Así aparece repetidamente en las tradiciones y leyendas del cinturón que la Virgen entregó a ciertas personas: a Santo Tomás, a Santa Mónica, a un sacerdote de Tortosa y al zapatero onubense Juan Antonio.
Documentalmente, se cataloga el mural de la Virgen de la Cinta como obra de fines del año 400.
Con motivo de la Coronación Canónica de la Virgen de la Cinta, se efectuó un laborioso proceso para la consolidación y restauración del mural que acometió la Dirección General de Bienes Culturales de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía en enero de 1989, recayendo la dirección de la obra sobre Mauricio López Madroñedo, licenciado en Bellas Artes y especialista en Conservación y Restauración. Sabido es que dicha obra fue prácticamente destruida en 1936, razón por la que los restos primitivos de la misma quedaron ocultos, tras una tabla que reprodujo fielmente el original. La restauración concluyó el 18 de agosto de 1989 recuperándose respetuosamente la unidad compositiva y candorosa belleza del conjunto original.
Imagen procesional: Dicha imagen, atribuida a Hita del Castillo y al año 1759, es una escultura de 0,51 metros en madera policromada. Es conocida popularmente como la Virgen Chiquita y reproduce literalmente la silueta de la pintura mural. María viste áurea túnica con estampación floral, ajustada al talle con cíngulo dorado, y manto azul volado con estilizada decoración vegetal en oro cincelado, y vueltas rojas. El pequeño Jesús, desnudo, calza zapatos de oro. Dicha escultura es venerada en la capilla absidial de la nave de la epístola del santuario.
Ajuar: Tanto la cinta, decorada con flores de lis, el escudo de la hermandad, la granada y las coronas son obras cordobesas de Ripoll de 1922. En 1977 la coronas fueron enriquecidas por el orfebre sevillano Fernando Marmolejo Camargo, quien ejecutó, también en oro la ráfaga y, dos años más tarde, la media luna de oro. Los zapatos de oro que calza el pequeño Jesús son un regalo de la Hermandad Filial de Nuestra Señora de la Cinta de Madrid, haciendo entrega de los mismos el 8 de septiembre de 1961. La áurea ráfaga que rodea el cuerpo de la Virgen fue repujada por Fernando Marmolejo Camargo en 1977. En el centro de la mencionada ráfaga se colocó el anillo pastoral de Monseñor Cantero Cuadrado, consistente en una amatista engarzada en oro y rodeada de brillantes.
Paso: Las primeras noticias del paso de la Virgen de la Cinta pertenecen al siglo XIX. En aquella centuria, la imagen procesionaba sobre unas sencillas andas, policromadas en blanco y azul —colores inmaculistas por excelencia—, iluminadas por algunas velas y repletas de flores.
En 1886 la Virgen estrenaba unas nuevas andas que fueron sustituidas seis años después por un templete que subsistió hasta 1936. Dicho templete, en madera dorada, se restauró en 1911, colocándosele como remate una escultura de la Fe, y en los ángulos de las parihuelas unos candelabros de guardabrisas con tres luces.
En el año 1940, por suscripción popular, se costea el actual paso procesional de la Virgen Chiquita. Estas andas procesionales fueron labradas en plata de ley por el eximio orfebre sevillano Manuel Seco Velasco. Para el diseño, el orfebre se inspiró en el templete del Niño Jesús del Sagrario de la Catedral de Sevilla. El paso consta de los respiraderos y el templete.
Los respiraderos adoptan un formato rectangular en los cuatro flancos de las andas. Presentan una decoración a base de motivos vegetales articulados en medallones cuatrilobulares. En los centros de los paneles se han incluido cartelas en plata sobredorada con significativos emblemas: en el frontal, el escudo de la Hermandad, constituido por la corona real, cuerdas marineras, seis banderas, cañón, ancla, barco, anagrama mariano y la inscripción «PORTUS MARIS ET TERRAE CUSTODIA SODALITAS B. MARIAE V. D. CINGULO TUTAMEN ET PATRONA ALMAE CIVITATIS ONUBENSIS» (11); en la trasera, el anagrama mariano; en el lateral izquierdo, el escudo de Huelva y, por último, en el derecho, la tiara pontificia y las llaves de San Pedro.
Por su parte, el templete presenta una aérea morfología subrayada por la bóveda semiesférica con que se corona. Dicho casquete presenta en su extradós ocho gallones centrados por otras tantas cabezas de querubes, rematándose por una granada, símbolo de fecundidad y esperanza cristiana; interiormente, y rodeando la figura del Paráclito en forma de paloma, el orfebre ha repujado ocho motivos marianos tomados de la Letanía Lauretana, sol, cedro, lirio, fuente, luna, palmera, rosa y estrella. Esta bóveda se apoya sobre un alto tambor de rectos perfiles, en cuyas esquinas se alzan jarras de azucenas que aluden a la pureza de María. Todo este coronamiento queda sostenido por un entablamento que se incurva para facilitar la visión de la Virgen Chiquita, el cual apea a su vez en cuatro columnas angulares, que originalmente eran de estilo jónico.
El paso sufrió importantes reformas en 1963 por parte del orfebre Jesús Domínguez Vázquez, quien labró nuevamente las columnas de sostén del baldaquino, esta vez de orden corintio. Del tercio superior de sus fustes penden guirnaldas con cabezas aladas de querubines. También suplementó la peana del citado templete con una moldura convexa ornada con hojas de acanto de gran relieve. En las zonas centrales situó cuatro cartelas en plata dorada, haciendo juego con las ya mencionadas de los respiraderos. En el frontal se ha representado un barco en alta mar entre olas encrespadas, recordando la protección de la Virgen de la Cinta sobre los navegantes; en la trasera se ha cincelado idealizadamente el famoso Voto Colombino, realizado por el Almirante Cristóbal Colón el 3 de marzo de 1493. En el lateral izquierdo, se efigia el milagro que dio origen a la advocación de Nuestra Señora de la Cinta. Su protagonista es el zapatero Juan Antonio. Para finalizar, en la cartela lateral derecha, aparece el milagro del toro, que narra el legendario descubrimiento de la pintura mural de la Virgen de la Cinta por Francisco Pedro.
Además, Jesús Domínguez confeccionó nuevos candelabros de guardabrisas para las esquinas del paso, con cinco luces cada uno de ellos; restauró las ocho jarras que se ubican alrededor del templete; enriqueció los respiraderos con molduras inferiores, y sustituyó las seis maniguetas de Seco Velasco por otras cuatro de original factura. En efecto, éstas simulan carabelas en cuyas popas se asientan angelotes que portan borlones de plata con flecos de oro. Las mismas fueron restauradas en 1992 por Fernando Marmolejo Camargo.
Pero, sin lugar a dudas, la contribución más notable de Jesús Domínguez al conjunto del paso fue la ejecución de un Arcángel portando el bastón de Alcaldesa de la Ciudad. La figura del Arcángel (mide 40 cros. de alto) fue donada por D. José Peguero Ortiz.
En las salidas procesionales está situado en el frontal de las andas.
Las parihuelas del paso quedan cubiertas por unos ricos faldones bordados en oro sobre terciopelo rojo por Antonio Rincón Galicia, siguiendo el diseño del orfebre Jesús Domínguez.
El paso procesional de la Virgen Chiquita se encuentra permanentemente expuesto en su Santuario en la que fue Capilla de la Virgen de Guadalupe.
SANTUARIO
El Santuario de Nuestra Señora de la Cinta es un lugar Colombino por excelencia. Se encuentra situado al final del Paseo del Conquero de la ciudad de Huelva. Está ubicado sobre un altozano, desde el que se divisa la marisma del Odiel.
Según Amador de los Ríos, en 1891, este santuario constaba de dos núcleos fundamentales: el atrio y la ermita. En el atrio se disponía, al frente, un pórtico, que por tres entradas daba acceso a la iglesia. En el flanco derecho, longitudinalmente, se distribuían las dependencias del santuario en un segundo cuerpo accesorio. La puerta que daba acceso a la iglesia, en la zona derecha, presentaba un arco de herradura apuntado bajo su correspondiente arrabáa, que «parece pregonar que la labra de aquel monumento de piedad o fue obra primitivamente muslímica o de alarifes mudéjares». Y concluye, el citado autor, su descripción arquitectónica indicando que el edificio constaba de tres naves totalmente pintadas y presididas por un retablo labrado que enmarcaba la milagrosa imagen de su titular, entre desnudos querubines.
Como consecuencia de la gran devoción popular y especialmente marinera, este santuario ha experimentado reformas. Estas transformaciones y restauraciones, a través de los siglos, han ido configurando su actual fisonomía. De esta manera, a principios del siglo XX se le anexionó el atrio que antecede a la ermita.
Además, en el campo de las artes decorativas, debemos destacar la ornamentación cerámica que enriquece este santuario. Estas piezas abarcan cronológicamente desde principios del siglo XX hasta 1966. Entre ellas sobresale el Vía-Crucis que se exhibe en el atrio de ingreso; los paños azulejeros con la leyenda del toro y la aparición de la Virgen de la Cinta a Cristóbal Colón, situados en la capilla mayor; y el zócalo de las naves laterales que recoge la leyenda del zapatero. En la nave de la Epístola aparece en el primer panel cerámico la heráldica de la Hermandad de la Victoria, como homenaje perpetuo de esta corporación a la Patrona de Huelva.
Todos ellos constituyen un programa iconográfico que se completa con las vidrieras, que muestran la leyenda del cristiano y el moro.
En marzo de 1966, se acometen una serie de reformas y restauraciones en este santuario, entre ellas, figura una serie de paneles cerámicos que recubrirían el contorno interior de los paramentos laterales de las naves del templo.
Cuatro piezas más completan el repertorio ornamental cerámico de este santuario: el azulejo que representa a Nuestra Señora de la Cinta, colocado en el cercano templete humilladero, en 1957; dos paños cerámicos polícromos para el mencionado templete, los cuales representan a San Sebastián, Patrono de Huelva, y a San Roque; y una serie de pequeñas piezas cerámicas que reproducen un grabado original de 1732 de la Virgen de la Cinta efectuada durante el reinado de Felipe V de España.
Toda la decoración cerámica que enriquece la antigua ermita mudéjar de la Cinta y sus dependencias exteriores, responde a un ajustado programa iconográfico y es prueba de la gran devoción que a través de los siglos se ha profesado a esta Virgen, no sólo como Patrona de Huelva, sino también como una de las grandes advocaciones marianas de los marineros onubenses llevadas a Hispanoamérica.
BAJADA
Tradicionalmente, la imagen Virgen Chiquita es llevada en Rosario de la Aurora desde el Santuario del Conquero hasta la Parroquia de la Purísima Concepción el tercer domingo de agosto, acompañada de coros de campanilleros. Allí se celebra la novena en su honor y la ofrenda floral.
PROCESIÓN SOLEMNE
El día 7 de septiembre la imagen es llevada a las 20:00 h. en solemne procesión desde la Parroquia de la Purísima Concepción hasta la Santa Iglesia Catedral de Huelva.
Música, recorrido y cortejo: El paso, levantado por costaleros de varias hermandades y devotos de la Virgen de la Cinta, sigue el recorrido por la C/. Concepción, Plus Ultra, José Nogales, Isabel II, Puerto, San José, Paseo de la Independencia, Plaza de la Merced, Porche catedralicio y Santa Iglesia Catedral.
Durante el mismo es acompañada por la Banda de Cornetas y Tambores Virgen de la Salud abriendo la procesión. A continuación, representaciones de las hermandades de la ciudad, representaciones políticas, civiles y militares, y, cerrando el protocolo del cortejo, el señor Obispo de la Diócesis detrás del paso de la Virgen Chiquita, que es acompañada por la Banda Sinfónica Música Municipal de Huelva. y la Banda de Música Virgen de las Mercedes de Bollullos Par del Condado.
FUNCIÓN PRINCIPAL DE INSTITUTO Y TRASLADO POPULAR
El día 8 de septiembre, se celebra en Huelva la Solemnidad de Nuestra Señora de la Cinta y la Hermandad celebra su Solemne Función Principal de Instituto en la Santa Iglesia Catedral a las 12:00 h. presidida por el obispo de la diócesis.
Por la tarde, a las 19:00 h., la imagen de la Virgen Chiquita es llevada de nuevo en su paso hasta su santuario en traslado popular, acompañada por la Banda de Música Virgen de las Mercedes de Bollullos Par del Condado, por el siguiente recorrido: Porche catedralicio, Plaza de la Merced, Paseo de la Independencia, Cristóbal Colón, Humilladero de la Cinta, Manuel Siurot y Santuario de Nuestra Señora de la Cinta.
Foto: Hermandad de la Victoria
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