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Carta de despedida del hermano mayor en funciones, D. José Antonio Vélez

  • Redacción
  • 25 abr 2016
  • 4 Min. de lectura

Queridos hermanos en el Señor y Nuestra Madre Dolorosa:

Acabamos de elegir felizmente a un nuevo Hermano Mayor. Mi más sincera enhorabuena y mis mejores deseos para Fernando Carvajal y su Junta de Oficiales en esta nueva etapa: tened la seguridad de que podréis contar con todos los que amamos esta Hermandad. El próximo día 3 de mayo (D.m.) será la toma de posesión, y esto quiere decir que ya pasaron cuatro años, intensos, emotivos, esforzados. Cuatro años de trabajo incansable, de decisiones importantes, de reuniones, de cooperación, de implicación, de más alegrías que penas, de más satisfacciones que sinsabores, de tensión, de emoción, de ilusión…

Después de estos años al servicio de la Hermandad desde el puesto de Hermano Mayor, no puedo evitar pensar en el ya lejano 1982 en el que dos amigos (Manolo y Joaquín) me dieron a conocer la que desde aquella primavera sería mi segunda casa y mi segunda familia. No podía ni imaginar que 30 años después de conocer a Cristóbal, a don Manuel, a Eduardo, a Pepe y a Rafael, a Serafín, a Manolo y a tantos otros que me fueron enseñando a querer a la Hermandad y a conocer su idiosincrasia, compartiendo su vida interna y su trabajo diario (Antonio, Rafa, Bobo, Narciso, Héctor…), llegaría a ser elegido por mis hermanos para ocupar el puesto de mayor responsabilidad y representatividad de la Hermandad. Es un enorme orgullo saberse parte de más de trescientos años de historia de hermanos que se han ido sucediendo, de generaciones de familias enteras que han velado por la Hermandad, de esforzados devotos que, con su trabajo, han sabido mantener el amor sin límites a nuestros Benditos Titulares. La Hermandad son las personas, los hermanos que nos reunimos alrededor de nuestras devociones. Eso es lo importante y, sin embargo, lo que más cambia. Varios siglos contemplan a nuestra Corporación, al Señor de las Cadenas, al Cristo del Buen Viaje, a la Virgen de la Merced, a María Santísima de los Dolores… Ellos están siempre ahí, y nosotros somos los que vamos cumpliendo ciclos de trabajo y de esfuerzo por mantener la devoción hacia quienes son el faro de nuestras vidas.

Han sido cuatro años intensísimos desde el punto de vista patrimonial y material, humano y devocional, gracias a la implicación de los hermanos: colaboración con entidades benéficas (Banco de Alimentos, Asociación contra el cáncer, Ciudad de los Niños, Aones Down, Cáritas…), Belén solidario y visitas guiadas a la Catedral, cabalgata del Cartero Real. Trabajo en las fiestas de Huelva. Participación en encuentros y convivencias. Modificación de Reglas y Reglamento, recuperación de la capa y escudo corporativo. Adecuación de la casa Hermandad. Nuevo misterio y asiento para el Señor de las Cadenas, restauración de la Imagen de María Santísima, nuevos candelabros, cruz de guía… Nueva cruz y celebración del 75 aniversario de la incorporación del Cristo del Buen Viaje, procesión magna, instauración de la procesión de Nuestra Señora de la Merced, marchas procesionales dedicadas a nuestros Titulares, obras pictóricas anunciadoras de los eventos de la Cofradía, actos de reconocimiento a los hermanos más antiguos… y un sinfín de preseas para mayor honra de nuestros Titulares. Todo ello, y mucho más, muestra del infinito amor de sus hijos.

Lo hemos repetido hasta la saciedad: esta Hermandad tiene tanto pasado, y tan importante, que nos obliga en el presente a trabajar hasta la extenuación para mantener el nivel de autoexigencia. Y el trabajo está hecho con tanta fe, tanto amor y tantas ganas que tengo la seguridad de que podemos confiar plenamente en el futuro. No hay más que ver la juventud de nuestro cuerpo de nazarenos, o los actos de imposición de medallas a los nuevos hermanos, o cómo se sienten acogidos los hermanos que se incorporan ya mayores y su implicación en la vida de la Hermandad.

Gracias a Dios y a Su Bendita Madre, a quienes todo debemos, puedo quedarme con muchas cosas de estos cuatro años: la satisfacción por el trabajo realizado, los frutos cosechados, la gente conocida, la amistad de muchos de vosotros… Y, llegado el momento de la despedida de la primera línea de responsabilidad, se me antoja imprescindible pedir disculpas a quienes se hayan podido sentir molestos por algo, aunque pueden tener la seguridad de que siempre he actuado pensando en el bien de la Hermandad. Para terminar, no puedo más que mostrar mi eterno agradecimiento a quienes me han permitido disfrutar de cuatro años que puedo situar entre los más felices de mi vida. Seguramente, si comenzara a enumerarlos, la lista sería interminable, pero siento la necesidad de nombrar, aunque sólo sea por su labor en la Hermandad, o por su relación con ella, a todos aquellos que lo han hecho posible: gracias a nuestro Director Espiritual (y al sacristán). Gracias a nuestro Obispo, al Delegado Diocesano de Hermandades y a los trabajadores del Obispado. Gracias a los medios de comunicación, a los miembros del Consejo y a las Hermandades de Huelva. Gracias a nuestros hermanos de la Puerta Real. Gracias a las entidades que han colaborado con nosotros, a los representantes de la Diputación, del Ayuntamiento, de la Facultad… A los artesanos y artistas que han trabajado con la Hermandad, a los asesores artísticos y musicales, a las bandas de música y a la Coral de La Merced. Gracias a los servidores de la Hermandad (acólitos…), a los capataces, a sus equipos y a sus cuadrillas. Gracias al vestidor y a las camaristas, a los fiscales, diputados y nazarenos. Muchísimas gracias a los hermanos, que han respondido siempre a las llamadas con su cariño, con su trabajo y con su implicación. Gracias, mil gracias, a mi familia, que ha sabido soportar estoicamente las horas dedicadas a mi pasión. Y gracias, mil gracias por siempre, a mis hermanos de la Junta de Gobierno… sin vosotros nada habría sido posible; un placer, un privilegio y un orgullo trabajar a vuestro lado. El Señor de las Cadenas y del Buen Viaje y su Bendita Madre de los Dolores, Reina de la Merced y Señora de sus siervos, os acompañen a todos y os protejan siempre.

Recibid un muy afectuoso saludo fraterno.

In Domina nostra Sancta Maria.

José Antonio Vélez Ortega. Hermano Mayor.

Foto: m.Raluy

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